miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA PARADOJA DE LOS CUATRO GRANDES



 La paradoja de los Cuatro Grandes

FUENTE:  Revista Mar y Pesca  www.marypesca.cu/
Por Julio A. Baisre  
Ilustraciones del Autor

¿Por qué cuatro grandes desiertos están localizados justamente al lado de las cuatro zonas de pesca más importantes y productivas del planeta?

El azul del desierto

En las aguas oceánicas más o menos alejadas de la costa, donde la profundidad suele sobrepasar los mil metros, la capa iluminada donde tiene lugar la fotosíntesis es comparativamente reducida y solo excepcionalmente se extiende hasta los 200  metros. En las capas o estratos iluminados del océano los nutrientes se van agotando al ser consumidos por los organismos del plancton a través de la fotosíntesis. Además de esto, las células de fitoplancton que mueren al no poder mantenerse en la zona fotosintética, más las excreciones de los organismos herbívoros y carnívoros, así como las mudas, exudados y otros restos orgánicos, se hunden o sedimentan continuamente por debajo de esta zona.
Es como si el océano se desprendiera de los nutrientes, expulsándolos progresivamente hacia abajo. De esta manera,  las capas profundas siempre tienen más nutrientes que las capas iluminadas. Un proceso como el que acabamos de explicar, es la causa de la poca productividad de las aguas oceánicas en general y es causante, en particular, del intenso color  azul y la elevada transparencia que caracterizan a los mares tropicales poco fértiles.
Cuando no existen vientos suficientemente fuertes que agiten la columna de agua, los nutrientes no pueden ascender hasta las capas superficiales porque a ello se oponen  la estratificación de las aguas y la fuerza de gravedad.
En los mares tropicales alrededor de Cuba (y también en los lagos profundos), el constante calentamiento del sol sobre la superficie del agua crea una capa superior más caliente y menos densa, que flota o descansa sobre otra capa más fría y más densa. Esta capa de agua constituye una barrera que impide la mezcla vertical y la circulación de los nutrientes. Para romper esta barrera y permitir que los nutrientes afloren a la superficie iluminada, se necesita de una fuente de energía que en este caso proviene de la circulación de los vientos y que analizaremos a continuación.

Afloramientos o surgencias
Un afloramiento costero es el proceso por el cual vientos planetarios relativamente persistentes desplazan las aguas superficiales lejos de la costa, permitiendo que las aguas más profundas, mas frías y ricas en nutrientes, tomen su lugar, originándose un aumento notable de la producción primaria (Fig.1). A consecuencia de ello, se produce un gran crecimiento del fitoplancton y luego del zooplancton, que son aprovechados por un grupo de especies pelágicas de pequeño tamaño como las sardinas y las anchoas (Figura 2).
Estos sistemas son característicos de zonas con una plataforma submarina relativamente estrecha y están dominados por especies pelágicas pequeñas que poseen elevadas tasas de mortalidad natural, forman grandes cardúmenes y son extremadamente vulnerables a variaciones simples o drásticas del ambiente marino. Todas ellas son relativamente fáciles de capturar (vulnerables) con redes de cerco, por lo que se pueden obtener grandes cantidades en períodos muy cortos de tiempo.

Pocas especies se han adaptado a este tipo de hábitat. Las formas dominantes son sardinas y anchoas (Figura 3), las cuales están más o menos adaptadas a alimentarse de fitoplancton y pequeños organismos unicelulares similares. Las otras especies importantes son de mediano tamaño como el jurel (Figura 4) y la caballa o macarela que en sus estadios más avanzados pueden depredar a las anteriores. La especie de fondo más importante es la merluza, que se aprovecha de la riqueza de las comunidades del fondo, que a su vez se nutren de la riqueza de nutrientes y de detritus que “llueve” desde las capas superficiales (Figura 5).

Asociado a los sistemas de afloramiento, está el transporte horizontal de las aguas superficiales, lejos del punto donde afloran las aguas profundas. Una característica importante de los sistemas de afloramiento no es solamente el suministro continuo de nutrientes a la superficie, sino que estos son luego transportados horizontalmente durante un tiempo lo suficientemente largo como para que llegue a incorporarse a los niveles tróficos más altos antes de que el agua vuelva a hundirse.

Los Cuatro Grandes

Cuatro grandes zonas de afloramiento en las costas de Perú, California, Sahara y Namibia, que representan aproximadamente el 0,1% de la superficie oceánica suministran, sin embargo, el 44-50 % de los desembarques de la pesca. El afloramiento de las costas de Perú y Chile es el mayor de todos y se considera el ecosistema más productivo del mundo. Alrededor del 18 al 20 % de las capturas mundiales de la pesca, principalmente anchoveta, sardina y jurel, provienen de este sistema.
Estas cuatro regiones se distinguen por poseer una dinámica ambiental similar y grupos muy parecidos de especies, estando todas asociadas a los cuatro grandes sistemas de vientos planetarios que giran en sentido horario en el Hemisferio Norte y en contra de las agujas del reloj en el Hemisferio Sur (Figura 6).  

Aunque la eficiencia transformativa de la energía en los sistemas de afloramiento es una de las más efectivas debido a las cortas cadenas tróficas, lamentablemente una gran cantidad de energía se pierde cuando el producto de la pesca en su mayor parte es convertido en harina, en lugar de utilizarse directamente en la alimentación humana.

Tal abundancia de peces es propicia para sustentar enormes poblaciones de aves marinas. Pero a diferencia de otras regiones tropicales donde existen grandes corrientes de aire ascendente que posibilitan el vuelo y la exploración aérea de gaviotas y rabihorcados, las aves están representadas aquí  por los alcatraces y cormoranes (corúas), que se zambullen para atrapar sus presas. Estas aves forman densas colonias en la costa, donde se acumulan y conservan sus deyecciones gracias a un clima extremadamente seco. Así se forman grandes depósitos de guano, formidable abono orgánico que ha sido explotado desde hace siglos por su riqueza en minerales esenciales para el crecimiento de las plantas, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio.

Desiertos costeros

Alrededor del cinturón latitudinal medio, solamente el lado oeste de los continentes está ocupado por desiertos mientras que el lado oriental está cubierto por bosques. Ello se debe a la circulación general de las corrientes oceánicas: las fuerzas gravitacionales del sol y la luna  atraen el aire y el agua de la superficie terrestre y provocan un desfase con relación al movimiento de rotación de la Tierra. La resistencia gravitacional es mayor en el ecuador debido a la fuerza centrífuga de la Tierra. De esta forma, en la medida en que la Tierra gira, las corrientes, en el mar y en la atmósfera, fluyen en el ecuador de este a oeste formando las llamadas corrientes ecuatoriales así como los denominados vientos alisios.
Al moverse las aguas más frías hacia la superficie, el aire que está en contacto con el mar se enfría y se mueve hacia fuera, descendiendo. Como no hay columnas de aire caliente ascendente, no hay nubes y no llueve. Por ello, en las áreas de afloramiento se producen nieblas (garúa, en Perú) o lloviznas sucias (chamanchaca, en Chile). A consecuencia de ello, las zonas costeras aledañas a las áreas de afloramiento son extremadamente secas.
Los grandes desiertos de California, Atacama (Figura 7), Sahara y Namibia (Figura 8) bordean las cuatro grandes áreas de afloramiento que suministran casi la mitad de toda la pesca del mundo. 

Comúnmente, el paisaje costero forma un bello contraste entre el verde de la vegetación y el azul del océano. En las zonas a que hemos hecho referencia, la policromía del paisaje cambia completamente. El color verde oscuro que simboliza la riqueza de la vida marina reemplaza al azul característico del desierto marino. En tierra, mientras tanto, el verde es reemplazado por los colores pálidos y ocres del desierto de arena. Por primera vez, la relación normal que estamos acostumbrados a ver en el paisaje se invierte por completo y he aquí la gran paradoja: un océano pletórico de criaturas microscópicas, peces y aves marinas y una tierra desolada, seca y casi carente de vida. Probablemente en ningún otro lugar del planeta se observen tan marcados contrastes.
NOTA: ALGUNAS ILUSTRACIONES DEL AUTOR NO HAN SALIDO.