A TODOS NOS DEBE IMPORTAR NUESTRO PLANETA TIERRA SUS IMPACTOS AMBIENTALES Y LA MITIGACIÓN DE LOS DESASTRES.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
En Estados Unidos, la cifra de víctimas mortales a causa del incendio
forestal conocido por el nombre de Camp, que azota el norte del estado
de California, aumentó a 63. Las autoridades señalan que 631 personas se
encuentran desaparecidas, una cifra que duplica el conteo anterior. El
incendio forestal se expandió a 57.061 hectáreas y destruyó un total de
casi 12.000 estructuras, incluidos cerca de 10.000 hogares, mayormente
en la diezmada localidad de Paradise. Los residentes evacuados enfrentan
actualmente el desafío de encontrar refugio, ya que cientos están
acampando en un estacionamiento de la cadena de tiendas Walmart. El
jueves, el incendio conocido como Camp había sido contenido en un 40%,
mientras que en el área de la ciudad de Los Ángeles, el incendio
conocido como Woolsey ha sido controlado en más del 60%.
Una gran nube de humo se cierne sobre zonas del norte del estado de
California, en Estados Unidos. Un grupo de monitoreo ambiental sostiene
que la región cuenta actualmente con el aire de peor calidad en el
mundo. Los residentes y trabajadores del condado de Butte y las áreas
circundantes fueron instados a permanecer en lugares cerrados, mientras
que las escuelas del condado permanecieron cerradas desde el comienzo
del incendio. Docenas de escuelas en el Área de la Bahía de San
Francisco permanecerán cerradas hoy debido a la mala calidad del aire.
El Papa a los científicos: “Estén al servicio de la humanidad”
A las doce
y media el Papa recibió a los 80 participantes en la Plenaria de la
Pontificia Academia de las Ciencias, que inicia hoy con el tema “Papeles
transformativos de la ciencia en la sociedad: desde la ciencia
emergente a las soluciones para el bienestar de las personas”. A los
científicos el Papa les lanza un llamamiento para que estén al servicio
de la humanidad y consideren los valores trascendentes
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Ante este llamamiento, el Pontífice insiste en la posición de la
Iglesia sobre los cambios climáticos, el desarme nuclear, la trata de
blancas, o de seres humanos y superar el hambre en el mundo. Sin
embargo, dice, "me parece que puedo decir que faltan voluntad y
determinación política para detener la carrera por los armamentos y
poner fin a las guerras, para pasar con urgencia a las energías
renovables, a los programas dirigidos para asegurar el agua, la comida y
la salud para todos, e invertir por el bienestar común todos los
grandes capitales que permanecen inactivos en los paraísos fiscales”.
Los cambios globales dependen de las acciones humanas
Los cambios globales están cada vez más influenciados por las
acciones humanas. Por lo tanto, dijo el Papa, también se necesitan
respuestas adecuadas para salvaguardar la salud del planeta y las
poblaciones, la salud está en peligro por todas las actividades humanas
que utilizan combustibles fósiles y la deforestación del planeta. La
comunidad científica, después de haber avanzado en la identificación de
estos riesgos, ahora debe proponer soluciones válidas y persuadir a las
empresas y sus líderes para que los persigan. En esta perspectiva, los
miembros de la Pontifica Academia, estudian los problemas en
profundidad, por medio de las diferentes disciplinas como la física,
astronomía, biología, genética y química, ofreciendo así un servicio a
la humanidad.
La Academia analiza los flagelos de la sociedad
La Academia analiza también los flagelos de la sociedad
contemporánea. Los pueblos piden con razón participar en la construcción
de sus sociedades. Los derechos universales proclamados deben
convertirse en realidad para todos, y la ciencia puede contribuir de
manera decisiva a este proceso, rompiendo las barreras que lo
obstaculizan. El papa agradeció a los miembros de la Academia de las
Ciencias por su inestimable colaboración en la lucha contra el crimen de
lesa humanidad, como lo es el tráfico de personas destinadas al trabajo
forzoso, la prostitución y el tráfico de órganos.
Todavía hay un largo camino por recorrer hacia un desarrollo que sea
integral y sostenible al mismo tiempo. Superar el hambre y la sed, la
alta mortalidad y la pobreza, especialmente entre los ochocientos
millones de necesitados y excluidos de la Tierra, no se logrará sin un
cambio en los estilos de vida. En la Encíclica Laudato, el Santo Padre
dijo que presentó algunas propuestas clave para lograr este objetivo.
Sin embargo, afirmó que hace falta de voluntad política y determinación
para detener la carrera de armamentos y poner fin a las guerras, para
avanzar urgentemente hacia energías renovables, a programas para
garantizar agua, alimentos y salud para todos, invertir por el bien
común el enorme capital que permanece inactivo en los paraísos fiscales.
El cambio climático, la amenaza nuclear y el armamento
El científico de hoy se abre más fácilmente a los valores religiosos
y vislumbra, más allá de las adquisiciones de la ciencia, la riqueza
del mundo espiritual de los pueblos y la luz de la trascendencia divina.
La comunidad científica es parte de la sociedad y no debe considerarse
separada e independiente, sino que está llamada a servir a la familia
humana y su desarrollo integral. Los posibles frutos de esta misión de
servicio son innumerables; En primer lugar, está la inmensa crisis del
cambio climático en curso y la amenaza nuclear.
Francisco recordó a sus predecesores, en la importancia fundamental
de comprometernos con un mundo sin armas nucleares y pidió a los
científicos la colaboración activa para convencer a los gobernantes de
la inaceptabilidad ética de este armamento debido al daño irreparable
que causa a la humanidad y al planeta. Por lo tanto, dijo, también
reitero la necesidad de un desarme que hoy parece que ya no hablamos de
las mesas en torno a las cuales se toman las grandes decisiones.
Que lleguen a los pueblos todos los conocimientos de la ciencia
El Papa expresó su deseo que la investigación que realizan los
científicos, pueda beneficiar a todos, para que los pueblos de la tierra
sean alimentados, calmada su sed, curados y educados; que la política y
la economía de los pueblos dibujen las indicaciones para proceder con
mayor certeza hacia el bien común, en beneficio especialmente de los
pobres y necesitados, y hacia el respeto por el planeta. Hoy día, dijo
el Papa el mundo de la ciencia ha tomado mayor conciencia sobre la
compleja realidad del mundo y del ser humano. Han tomado dominio de la
situación una cierta inseguridad y temor frente a la posible evolución
de una ciencia y una tecnología que si no se controlan, pueden darle la
espalda al bienestar de las personas y de los pueblos.
En la sociedad, influyen la ciencia y la tecnología, pero también los
pueblos con sus valores y tradiciones que además influyen en la
ciencia. En efecto, afirma, a menudo, la dirección y el énfasis que se
dan a algunos temas en la investigación científica, son influenciados
por opiniones compartidas ampliamente y por el deseo de felicidad
inherente a la naturaleza humana. Sin embargo, es necesario una mayor
atención de los valores y los bienes fundamentales que son la base de
las relaciones entre los pueblos, la sociedad y la ciencia. Esta
relación requiere un replanteamiento para promover el progreso integral
de cada ser humano y el bien común.
El diálogo abierto y el discernimiento cuidadoso son indispensables,
especialmente cuando la ciencia se vuelve más compleja y el horizonte
que abre la ciencia presenta desafíos decisivos para el futuro de la
humanidad. De hecho, hoy tanto la evolución social como los cambios
científicos suceden más rápidamente y se suceden. Es importante que la
Pontificia Academia de las Ciencias considere que estos cambios
interconectados entre sí soliciten un compromiso sabio y responsable de
parte de toda la comunidad científica.
Discurso del Papa Francisco a los científicos de la Pontificia Academia de las Ciencias
El Papa a los científicos: “Estén al servicio de la humanidad”
A las doce
y media el Papa recibió a los 80 participantes en la Plenaria de la
Pontificia Academia de las Ciencias, que inicia hoy con el tema “Papeles
transformativos de la ciencia en la sociedad: desde la ciencia
emergente a las soluciones para el bienestar de las personas”. A los
científicos el Papa les lanza un llamamiento para que estén al servicio
de la humanidad y consideren los valores trascendentes
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Ante este llamamiento, el Pontífice insiste en la posición de la
Iglesia sobre los cambios climáticos, el desarme nuclear, la trata de
blancas, o de seres humanos y superar el hambre en el mundo. Sin
embargo, dice, "me parece que puedo decir que faltan voluntad y
determinación política para detener la carrera por los armamentos y
poner fin a las guerras, para pasar con urgencia a las energías
renovables, a los programas dirigidos para asegurar el agua, la comida y
la salud para todos, e invertir por el bienestar común todos los
grandes capitales que permanecen inactivos en los paraísos fiscales”.
Los cambios globales dependen de las acciones humanas
Los cambios globales están cada vez más influenciados por las
acciones humanas. Por lo tanto, dijo el Papa, también se necesitan
respuestas adecuadas para salvaguardar la salud del planeta y las
poblaciones, la salud está en peligro por todas las actividades humanas
que utilizan combustibles fósiles y la deforestación del planeta. La
comunidad científica, después de haber avanzado en la identificación de
estos riesgos, ahora debe proponer soluciones válidas y persuadir a las
empresas y sus líderes para que los persigan. En esta perspectiva, los
miembros de la Pontifica Academia, estudian los problemas en
profundidad, por medio de las diferentes disciplinas como la física,
astronomía, biología, genética y química, ofreciendo así un servicio a
la humanidad.
La Academia analiza los flagelos de la sociedad
La Academia analiza también los flagelos de la sociedad
contemporánea. Los pueblos piden con razón participar en la construcción
de sus sociedades. Los derechos universales proclamados deben
convertirse en realidad para todos, y la ciencia puede contribuir de
manera decisiva a este proceso, rompiendo las barreras que lo
obstaculizan. El papa agradeció a los miembros de la Academia de las
Ciencias por su inestimable colaboración en la lucha contra el crimen de
lesa humanidad, como lo es el tráfico de personas destinadas al trabajo
forzoso, la prostitución y el tráfico de órganos.
Todavía hay un largo camino por recorrer hacia un desarrollo que sea
integral y sostenible al mismo tiempo. Superar el hambre y la sed, la
alta mortalidad y la pobreza, especialmente entre los ochocientos
millones de necesitados y excluidos de la Tierra, no se logrará sin un
cambio en los estilos de vida. En la Encíclica Laudato, el Santo Padre
dijo que presentó algunas propuestas clave para lograr este objetivo.
Sin embargo, afirmó que hace falta de voluntad política y determinación
para detener la carrera de armamentos y poner fin a las guerras, para
avanzar urgentemente hacia energías renovables, a programas para
garantizar agua, alimentos y salud para todos, invertir por el bien
común el enorme capital que permanece inactivo en los paraísos fiscales.
El cambio climático, la amenaza nuclear y el armamento
El científico de hoy se abre más fácilmente a los valores religiosos
y vislumbra, más allá de las adquisiciones de la ciencia, la riqueza
del mundo espiritual de los pueblos y la luz de la trascendencia divina.
La comunidad científica es parte de la sociedad y no debe considerarse
separada e independiente, sino que está llamada a servir a la familia
humana y su desarrollo integral. Los posibles frutos de esta misión de
servicio son innumerables; En primer lugar, está la inmensa crisis del
cambio climático en curso y la amenaza nuclear.
Francisco recordó a sus predecesores, en la importancia fundamental
de comprometernos con un mundo sin armas nucleares y pidió a los
científicos la colaboración activa para convencer a los gobernantes de
la inaceptabilidad ética de este armamento debido al daño irreparable
que causa a la humanidad y al planeta. Por lo tanto, dijo, también
reitero la necesidad de un desarme que hoy parece que ya no hablamos de
las mesas en torno a las cuales se toman las grandes decisiones.
Que lleguen a los pueblos todos los conocimientos de la ciencia
El Papa expresó su deseo que la investigación que realizan los
científicos, pueda beneficiar a todos, para que los pueblos de la tierra
sean alimentados, calmada su sed, curados y educados; que la política y
la economía de los pueblos dibujen las indicaciones para proceder con
mayor certeza hacia el bien común, en beneficio especialmente de los
pobres y necesitados, y hacia el respeto por el planeta. Hoy día, dijo
el Papa el mundo de la ciencia ha tomado mayor conciencia sobre la
compleja realidad del mundo y del ser humano. Han tomado dominio de la
situación una cierta inseguridad y temor frente a la posible evolución
de una ciencia y una tecnología que si no se controlan, pueden darle la
espalda al bienestar de las personas y de los pueblos.
En la sociedad, influyen la ciencia y la tecnología, pero también los
pueblos con sus valores y tradiciones que además influyen en la
ciencia. En efecto, afirma, a menudo, la dirección y el énfasis que se
dan a algunos temas en la investigación científica, son influenciados
por opiniones compartidas ampliamente y por el deseo de felicidad
inherente a la naturaleza humana. Sin embargo, es necesario una mayor
atención de los valores y los bienes fundamentales que son la base de
las relaciones entre los pueblos, la sociedad y la ciencia. Esta
relación requiere un replanteamiento para promover el progreso integral
de cada ser humano y el bien común.
El diálogo abierto y el discernimiento cuidadoso son indispensables,
especialmente cuando la ciencia se vuelve más compleja y el horizonte
que abre la ciencia presenta desafíos decisivos para el futuro de la
humanidad. De hecho, hoy tanto la evolución social como los cambios
científicos suceden más rápidamente y se suceden. Es importante que la
Pontificia Academia de las Ciencias considere que estos cambios
interconectados entre sí soliciten un compromiso sabio y responsable de
parte de toda la comunidad científica.
Discurso del Papa Francisco a los científicos de la Pontificia Academia de las Ciencias